jueves, 9 de diciembre de 2010

Un mensaje del editor

Aunque esté todo perdido, siempre queda molestar

Tras leer por quinta vez el manuscrito que me pasó Álex, me volví a preguntar si era necesario publicar este libro. Por mucho que uno sea un veterano en las lides de cantar las verdades sobre la reinterpretación azulgrana de la realidad deportiva y social de Cataluña, hay que reconocer que es cansino el tener que debatir una y otra vez sobre los mismos temas, para conseguir los mismos resultados. Y es que no hay peor sordo que el no quiere oír, y el aparato propagandístico culé es demasiado potente como para que el mensaje cale.

Pero siempre que caigo en el desánimo siempre viene a mi mente la melodía de Equilibrio, una canción de Kortatu, que tiene una frase magnífica, que siempre sirve para recuperar fuerzas y seguir en la brecha: “aunque esté todo perdido, siempre queda molestar”. Este libro no cambiara la situación en Cataluña, ni en el resto de España, ya que la reintepretación azulgrana es cada día más poderosa gracias a su expansión deportiva y social. A los poderes económicos y mediáticos de este país les ha interesado dividir a la península en dos, en merengues y culés, y el guerracivilismo tan propio del país ha hecho el resto.

Nada existe fuera del Madrid y el Barça, y cada uno de ellos manda en los feudos territoriales y mentales que les son propios. Pero como el Realísimo nos pilla a seiscientos y pico kilómetros de Barcelona, nos vamos a ocupar del equipo de la antigua Avenida de la División Azul, del conjunto que consiguió que uno de sus gerentes – Joan Gich Bech de Careda- pasara de trabajar en sus oficinas a ser el último jefe del deporte español en los últimos años de Francisco Franco como Jefe del Estado, de la entidad deportiva que concedió dos medallas de honor al que mandó fusilar a miles de catalanes durante y al finalizar la Guerra Civil, del club que consiguió que el Consejo de Ministros del Caudillo le recalificara los terrenos del campo de Les Corts con un índice de edificabilidad digno de Hong Kong y así solucionar su grave crisis económica.

Álex Riquelme consigue deconstruir toda la mitología azulgrana con su pluma afilada y su mente despierta. En las páginas de este libro los antibarcelonistas se divertirán y encontrarán argumentos para continuar su lucha. Porque todas las dictaduras son perjudiciales, sean políticas, culturales o deportivas, ya toca comenzar la revolución en el mundo del fútbol. Primero en Cataluña, y luego en el resto de España. Que la pluralidad triunfe, la igualdad de oportunidades sea real y la diversión triunfe sobre el negocio. Objetivos demasiados ambiciosos para un modesto libro. Pero aunque no pasemos del kilómetro uno en nuestra hoja de ruta, si hemos molestado un poco, ya habremos avanzado mucho.

Sergio Fidalgo
Editor 23 perico

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